martes, 11 de noviembre de 2014

Tener para perder

Hay días, en que reservo un espacio para ver el pasado, para disfrutar de la melancolía que poseen antiguas fotografías, para olvidar por un momento el presente y perderme en la inmensidad del ayer. De esos ojos que no sabían lo que iban a ver, de prendas de ropa que ya no te volviste a poner, de carcajadas y lágrimas verdaderas que permanecerán plasmadas en el papel.
Y todas esas personas que caminaron junto a ti un tramo de tu vida, un tramo que con certeza ocurrió. Pero la vida hace que tomemos bifurcaciones, nuestros caminos se separan y se alejan entre sí. 
A veces, los recuerdas, recuerdas los momentos vívidos en tu memoria y... sientes nostalgia.
Yo, intento disfrutar de esta sensación. Me alegra haber tenido la oportunidad de conocer a tantas personalidades, de haber aprendido y caminado junto a ellas. Puede que ahora ya no sean lo que eran, a veces ocurre, pero no pasa nada. Me ofrecieron lo que en ese momento eran. Y eso es lo importante.
Por suerte, otras veces. Existen personas que siguen a tu lado, desde su camino vuelven al tuyo para ayudarte y escucharte. Para crecer contigo y observar el futuro desde el mismo ángulo. 
Aquellas grandes estrellas en tu vida, que te guían y te quieren pase lo que pase.

Todo esto, hace que sonrías al mirar atrás. Al ver que lo que llevas vivido hasta entonces vale la pena. Todo tu pasado te ha hecho aprender, te ha hecho ser lo que ahora eres. Una persona con valentía hacia el futuro y melancolía a sus espaldas. Sin miedo a perder. 
Porque eso quiere decir que una vez lo tuviste y eso es lo que debe perdurar en nuestras memorias. 






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