Naturaleza a ti me debo,
a la infinidad de tu cielo.
A la madre tierra que nos mantiene
y nos brinda alimento.
Al agua, pieza determinante
para el origen de la vida,
un imprescindible derecho,
que a muchos les ha sido privado,
porque unos infelices la privatizaron.
A las plantas, seres piadosos que pese
a todo nos dejan respirar su oxígeno,
Pese a las masacres y los exterminios
que con absoluta indiferencia realizamos.
A los animales , nuestros compañeros y pariguales,
hermosos seres, algunos dicen sin inteligencia,
pero con una enorme conciencia común.
Los cuales se regulan en un equilibrado ecosistema,
respetando y beneficiándose de los recursos naturales.
Y por último, tras años de evolución, llegamos los humanos.
Toscos y torpes fuimos desarrollándonos hasta ser los que ahora somos.
Individuos despreciables, crueles, egoístas, avariciosos y sin respeto.
A veces amamos, es cierto. Pero para una vez que lo hacemos, a cien matamos.
¡No promulgamos el respeto en los colegios! Ni en el trabajo, ni siquiera en los entierros.
Valoramos la competición, el poder, y al gran malvado en estos tiempos: EL DINERO.
Por éste gran mezquino, podemos llegar a hacer cualquier cosa, por inverosímil que sea.
Nosotros mismos hemos cavado nuestra tumba y con dinero la hemos acolchado
para que finalmente cuando la tierra colapse, éste sea testigo de nuestro futuro incierto.
Humano, a ti NO me debo.
a la infinidad de tu cielo.
A la madre tierra que nos mantiene
y nos brinda alimento.
Al agua, pieza determinante
para el origen de la vida,
un imprescindible derecho,
que a muchos les ha sido privado,
porque unos infelices la privatizaron.
A las plantas, seres piadosos que pese
a todo nos dejan respirar su oxígeno,
Pese a las masacres y los exterminios
que con absoluta indiferencia realizamos.
A los animales , nuestros compañeros y pariguales,
hermosos seres, algunos dicen sin inteligencia,
pero con una enorme conciencia común.
Los cuales se regulan en un equilibrado ecosistema,
respetando y beneficiándose de los recursos naturales.
Y por último, tras años de evolución, llegamos los humanos.
Toscos y torpes fuimos desarrollándonos hasta ser los que ahora somos.
Individuos despreciables, crueles, egoístas, avariciosos y sin respeto.
A veces amamos, es cierto. Pero para una vez que lo hacemos, a cien matamos.
¡No promulgamos el respeto en los colegios! Ni en el trabajo, ni siquiera en los entierros.
Valoramos la competición, el poder, y al gran malvado en estos tiempos: EL DINERO.
Por éste gran mezquino, podemos llegar a hacer cualquier cosa, por inverosímil que sea.
Nosotros mismos hemos cavado nuestra tumba y con dinero la hemos acolchado
para que finalmente cuando la tierra colapse, éste sea testigo de nuestro futuro incierto.
Humano, a ti NO me debo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario