sábado, 24 de mayo de 2014

Fregadero

El tiempo es como el fregadero de tu cocina
dejas allí con indiferencia, restos de vida 
unas veces más sucios, otras veces menos 
pero siempre dejas algo de ti ocupando la pila.

Hay veces que te levantas con ánimo
y te dices, voy a fregar antes de desayunar, 
y comienzas a limpiar y sin darte cuenta, 
tiras por el desagüe cientos de recuerdos.

Asustada por haber perdido tantos, pones el tapón. 
Y observas como el nivel del agua sube, 
arrastrando con ello cientos de amigos que ya no lo son.
Los ves nadar en círculos, repetidamente, sin sentido.

Entonces, te cuestionas. ¿Para qué los quiero?
Esto es parte de mi pasado, de mi comida de ayer, 
esto no sirve para nada, sólo para amontonar espacio
y hacer que la pila se llene de antiguos platos.

Pero, acercándote más, ves que no solo flotan recuerdos
además, hay miedos, anécdotas, complejos, silencios...
Hay un conjunto de pasados que huelen a podrido, 
y qué con certeza sabes que no volverán a su inicial estado.

Así que con valentía. Quitas el tapón.
El agua comienza su baile circular hipnótico, y con ella
todo el pasado que yacía sin motivo a su alrededor.
Fue un presente bonito, de eso nunca me quejaré.
Pero mi vida se debe limpiar de nuevo, hoy es el día
en que asumo con franqueza que la comida de ayer, 
Hoy se limpia.






















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